que cinqueño el toro ha de ser, de cinco
y mozo el torero de veinticinco.
A rajatabla cumple esta pareja:
cinco años embistiendo con ahínco
y en canal veinticinco a tocateja
serán livianos los kilos que pesa
quien maneja el capotillo corinto.
Tal cosa pensaba mientras los pinto;
instinto torero de casta añeja,
y hasta Torrijos detrás de su verja
ve en las palomas un vuelo distinto
que revoloteando sobre el recinto
son pañuelo al viento y piden la oreja.
Texto e ilustración: Agustín Casado
3 comentarios:
Microrelato emocionantemente lírico y fiel heredero del costumbrismo malagueño de Arturito Reyes
Ole con ole, Arturo. Gracias siempre.
Agustín Casado
Quise decir gracias, Carlos. Confundí mentado con mentador.
Agustín
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