que anhelas pronunciar como llamado
a gritos, a paladas. Pero el eco,
siempre, desde el origen,
te ha devuelto silencios.
Y aprietas bien los labios,
lo masticas,
haciendo caso omiso a sus gemidos
de dolor, a sus súplicas,
para luego engullirlo
como un veneno lento
que carece de antídoto
y que lo pudre todo y no te mata.
1 comentario:
Ese nombre que te hace temblar es el del amor soñado no siempre correspondido
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