la mirada, el negro alfil procura
domar la ola cerril de calentura
que una viril demanda de lisura
le hace mirar hostil la donosura
de la hija de Eva, vil criatura
cuya turbadora, gracil figura
ponzoñoso reptil es de locura.
Y entre dientes, mil veces mil, murmura
un servil Virgen Santa, Virgen Pura…
mas pueril su jaculatoria el cura
nunca llega a decir, pues le tortura
pese al cilicio espín en la cintura
su vara varonil que ya está dura.
Texto e ilustración: Agustín Casado
1 comentario:
Los curas anglicanos llevan más de un siglo sin este eterno problema. Se dicen los pecados carnales con un lenguaje a lo Arcirpeste de Hita
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