viernes, 10 de octubre de 2014

Fábula

Desde el momento mismo en que, rompiéndolo,
salió del cascarón,
cuidaron al pollito con el mimo
y el amor de una madre
hacia un recién nacido.
Lo alimentaron bien, lo protegieron
de los zorros y el frío.
Era tal la esperanza
que habían depositado
en él que terminaron
al cabo idolatrándolo.
Hasta aquella mañana
que dio a luz al primero
y último de sus frutos.
Unas horas después,
aun sabiendo que no era
más que pan para hoy
y hambre para mañana,
sacrificaron y pusieron
al fuego a la gallina
de los huevos de oro.

2 comentarios:

Susurros de Tinta dijo...

Bueno, para eso se crian las gallinas ¿no?, para zampárselas, ¡que nos estamos volviendo muy ñoños!, si ya hay otra,pos al puchero!, jijijiji, miles de besosssssssssss

Carlos dijo...

Creo que hay algo más en el cuidado paternal al pollito, podría ser un niño, fruto sacrificado una vez se reproduce, que inspira tristeza