Cuando yo era niño pululaba una aterradora Corte de los Milagros por la Calle de la Sierpe. Podías observar todas las deformaciones congénitas o adquiridas del ser humano: Ciegos, sordomudos, mancos, cojos, paralíticos físicos y cerebrales en sillas de ruedas pedían limosna,… Había personas a las que dolía tanto el corazón y la vista que evitaban pasar por allí. Hoy día los mendigos se han europeizado. Un cartel escrito en cartón marrón habla por ellos: Tengo hambre, no he comido hace días; Estoy parado y enfermo y poseo una familia de tantos hijos; Vivo en la calle y he perdido el trabajo y la casa…
Con todo, el mundo de la mendicidad sevillana no tiene ya su dramatismo tradicional, mientras que proliferan los que nos deparan momentos de ocio y diversión. Los mimos urbanos son los reyes de este nuevo tipo de mendigos. Hay tenistas remachando la bola en la red, baloncestistas machacando la canasta, funambulistas sentados como en el aire, ángeles dorados y plateados, rojinegros diablos, monstruos sin cabeza o sin pies,…Parecen imágenes insólitas y originales sacadas de un video o programa de televisión y recreadas para nuestro agrado. Tras ellas se encuentran actores frustrados, pero su gran pasión es el disfraz y el maquillaje, con los que se pasan las horas muertas.
Junto a ellos se encuentra un travesti subsahariano. Un día aparece de egipcia, otro de romana o de capitana de la Guardia Civil, o de azafata, vaya usted a saber. La pena es que ha nacido demasiado tarde, si no ya lo habrían contratado en los teatros de variedades y cabarets de la Sevilla del novecientos.
(¢) Carlos Parejo Delgado
Imagen: sevillanadas.blogspot.com
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