Número 8 de la calle Montalbán. Madrid. 24 de octubre de 2013; 9:33 AM.
-Señor Presidente, una llamada urgente de la Vicepresidencia del Gobierno.
-Muchas Gracias, Alberto, pásemela usted.
-Sí, dígame.
-Buenos días, Félix, cómo llevamos el Barómetro de octubre.
-Muy bien, Señora, ya estamos ultimando los datos del avance para su presentación.
-No, Félix, no, no es eso lo que me interesa; me refiero a...
-Ah, perdón, Señora, no la había entendido. Lo cierto es que las últimas encuestas reflejan que continuamos cayendo en picado.
-Pues algo así es inadmisible, Félix. Como bien sabes, estamos
intentando transmitir la idea de que la nación empieza a ir viento en
popa y, en este sentido, es absolutamente necesario que el Barómetro
refleje que esta noción está calando en el populacho. Que en España, ya
sabes, hay un alto porcentaje de descerebrados sin criterio a los que
les gusta apostar a caballo ganador, y cada vez están más cerca las
europeas.
-Pero, Señora, es que los datos son los datos.
-Ya, Félix, ya. Y me gustaría que entendieses que son esos mismos
datos, esa cruda realidad que atraviesa la patria de norte a sur y de
este a oeste como los cuatro caballos de el Apocalipsis, los que nos
están obligando, como ya conoces, a tener que cerrar un buen número de
organismos inútiles plagados de enchufados y estómagos agradecidos.
Espero que no sea este el caso y que el que tú presides nos sea útil
durante muchos años.
-Comprendo, Señora, comprendo. No se preocupe; todo se arreglará.
-No esperaba menos, Félix, no esperaba menos. Que tengas un buen día.
-Gracias, muchas gracias, Señora, lo mismo le deseo. Salude usted al Presidente de mi parte.