miércoles, 30 de octubre de 2013

Espías (Agustín Casado)

Por más que probablemente
ya conozcan al dedillo
el famoso chascarrillo
permítanme se lo cuente.
Vecinas de descansillo
son la Paqui y Mari Fuente,
cuarto B y puerta de enfrente.
De ojo patio y de visillo,
la oreja siempre pendiente
de las vidas de otra gente,
de quién llama al porterillo,
del que salga y del que entre,
como canta el estribillo
que cantó Estrella Morente.
Cual vecinas confidentes,
una tarde de cepillos,
de zotal y detergentes
que sacando estaban brillo
al portal tan ricamente
dice Paqui a Mari Fuente
“Voy a darte un disgustillo,
mas lo hago, ten presente,
pa’ que en boca de la gente
no estéis tú ni tus chiquillos,
que dicen que tu marido
un salido te ha salido.
Y aunque yo naturalmente
para nada me he creído
a esas lenguas de serpiente,
a decírtelo he venido
por si tú crees conveniente
que tu hombre, tan decente,
no ande en lenguas ni corrillos.
Dicen las maledicentes
que sin respeto a ese anillo
se quita los calzoncillos
con toda bicha viviente,
que del bajo hasta el altillo
adornado te ha la frente
con toda perra caliente
que aquí vive en “El Pinillo”
Mas si es cierto tú sé fuerte,
que si al mío yo lo pillo,
sin pitorro y a cuchillo
seca se queda la fuente”
La cornuda que se apoya
en la puerta del Zardoya
Otis, pálida de muerte,
con un llanto de cebollas
de malita que se siente,
“¡Qué vergüenza, negra suerte,
a éste se le fue la olla!
Hazmerreír de la gente
voy a ser yo para siempre
pues ya saben qué mal folla
el farfolla de Vicente”.
Con el chiste yo quería
dejar clara mi teoría
de manera convincente
de que esa historia de espías
que aparece de repente,
pues qué quieren, francamente
a mí me la deja fría,
me la trae a mí al relente.
¿Qué puñetas buscarían
estos tíos de la CIA
en la España de indigentes?
Y si acaso, todavía
ser puede hasta conveniente,
que apiadándose el agente
igual se compadecía
y el informe pertinente
al tío Sam reportaría
que vista la carestía
nos manden un contingente
de esa extraña porquería
de leche en polvo, que hay días
que no se come caliente.
A mi no me importaría
que un amigo impertinente
por fisgón y hasta cotilla
husmeara en mi mirilla
si lo que allí dentro encuentre
reluciente luciría
cual de oro chorro y torrente,
que se llama casualmente
nuestro superintendente
del servicio contra-espía.
Mas resulta deprimente
-creo que me sonrojaría-
que el mirón del policía
del servicio inteligente
sepa en cuánta guarrería,
en qué misería maloliente,
vivo yo mi perra vía.
Pero como a la maría
encornada por Vicente,
me resulta más hiriente
que salga a la luz del día
quién los cuernos me ponía
que los cuernos mismamente.
Menos mal que el Presidente
protesta enérgicamente
con patriota gallardía
y ese su verbo elocuente.
Por más que Obama se ría
a mandíbula batiente
dice a la cancillería
del vigía de Occidente
que si Sáez Santamaría
le informa de otro incidente
como el que recientemente
despertó su justa ira
sintiéndolo enormemente
más remedio no tendría
que actuar con energía,
se lo advierto seriamente.
Si no deja otra salía
aguantando seguiría
como hasta ahora mansamente
.
 
Texto e ilustración: Agustín Casado

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Para espias lo de tu propia casa. Nos quedamos sin saber el final del cornudo y su mujer.

Vivian dijo...

Hay muchas Paqui y Mari Fuente en este mundo jaja.
Me encantó: con toda bicha viviente

Yo vuelvo a coincidir con “Anónimo”. ¿Para qué se metieron los de la CIA? Tan bien que veníamos y nos quedamos sin saber el final de la cornuda. (Ay, si ya me parezco a las dos comadres jaja)
Un beso Rafita