lunes, 17 de junio de 2013

Crónicas del arco iris (IV) (Carlos Parejo)


El destino es tan singular que se repite cíclicamente todo, de una u otra forma. Los ingleses se procuraron el dominio del mundo hacia 1850 con su carbón, su revolución industrial y los negocios de sus barcos y trenes de vapor. Mi tatarabuelo, atento a las modas, creó varias líneas ferroviarias en España, a las que trasvasó las pingües rentas de sus interminables tierras. Mi bisabuelo, a principios del siglo XX, optó por la energía eléctrica. Tuvo varias compañías y fábricas de alumbrado. Y el patrimonio familiar se multiplicó. Mi abuelo, en los años cincuenta, se mudó al negocio del petróleo y los motores, entonces equiparable a riqueza. Todo el mundo empezaba a moverse de un lado a otro en vehículos o aviones movidos por ese combustible. Mientras Estados Unidos reinaba en el mundo del automóvil, unos pocos países árabes, que poseían petróleo en abundancia, se convirtieron en “El Dorado”, en una especie de “Tierra Prometida”. Las participaciones familiares en las nuevas fábricas españolas de coches, autobuses y camiones, y esas tierras vendidas para el palacio del jeque en Marbella, lo catapultaron como una de las grandes fortunas del momento.

Pero, todo cambia y todo fluye, como decía el griego Heráclito. Y mi padre está invirtiendo todo su dinero en empresas mineras chinas. El progreso de la riqueza actual pasa por la venta masiva de las nuevas adicciones telemáticas descubiertas en el Silicon Valley de California. Pero, los iphones, ipads, wiis y demás instrumentos, dependen de 17 materiales raros y escasos en el Planeta, sin los que estos artilugios no serían posible (escandio, itrio, lantano, cerio, praseodimio, neodimio, prometio, samario, europio, gadolinio, terbio, disprosio, holmio, erbio, tulio, iterbio, y lutecio). En todos los países se realizan prospecciones para su hallazgo, cuando durante tantos siglos fueron juzgados insignificantes. Pero, si hay alguien que los acapara ese es, como no, el gigante asiático, China, que ha destronado a los Estados Unidos en la supremacía económica del Planeta Tierra. Y su proveedor en España ya sabéis quién es: mi papá.

(¢) Carlos Parejo Delgado

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