viernes, 28 de diciembre de 2012

Reservoir dogs


Tengo una perra en casa. No es de raza,
es una alegre perra callejera
que, más que un animal, es una amiga
leal y agradecida,
una fiel compañera.
Mas no he venido ahora,
aunque la use por símil
o más bien por disímil,
a hablaros de mi perra.
He venido a contaros
que cuando, en mis poemas,
llamo perro a un bastardo
criminal sin escrúpulos
de pétreo corazón y cuello blanco,
jamás pienso en mi perra
o en otros tantos perros
leales y agradecidos.
Pienso sólo en la rabia, en la jauría
que, al olor de la sangre,
acosa y despedaza
con fruición al turbado e indefenso venado.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy claro. Guaus cariñosos a Negrita