Ya no se pela la pava como antiguamente. Ahora está de moda la prisa de la inmediatez. Ayer, salían del Instituto Clara y Tomás. Mientras recorrían la larguísima calle Castilla, él le iba diciendo: ¿Me lo das o no me lo das?
Le ponía el brazo de bufanda. Ella se lo quitaba. El, más comedido, le acariciaba el hombro derecho con su mano y volvía a la carga: ¡Dámelo y me voy¡ ¡Delante de tanta gente, no¡ respondía ella.
Al llegar al semáforo Tomás volvió a insistir: ¡Si no me lo das, te acompaño hasta tu portal, no me importa que me vean tus padres¡ La amenaza surtió efecto. Ella le plantó un sonoro y rápido beso en la boca. Él se marchó expedito en dirección contraria.
Cuando Clara cruzó el semáforo abrió el teléfono móvil y le dijo a su amiga, alborozada por la emoción: ¡Nos hemos dado el primer beso¡
(¢) Carlos Parejo Delgado
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