“Es una gran suerte
no saber del todo
en qué mundo se vive”
Wislawa Szymborska
Subió los escalones
con una gran sonrisa
en los labios. Había
logrado al fin reunir
el valor suficiente
para huir de aquella mar
impostada, aquel mundo
impostado, su vida
impostada y en todo
momento dirigida
amén de vigilada.
No tardo —con un rictus
de amargura en el rostro—
mucho tiempo en volver
y bajarlos huyendo
de la aciaga impostura
del mundo y sus quebrantos.
(En cuestión de imposturas
miserables y trágicas
siempre la realidad
supera a la ficción
más inicua con creces)
1 comentario:
El hombre en su laberinto materialista, ateo y tecnológico de 2015
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