Los jóvenes del año 2013, con un carácter más atrevido e impetuoso, tienden a adoptar el comportamiento de los machos alfa de las manadas de lobos. Hoy he contemplado como entraban en la casa adosada de la periferia urbana perteneciente a mi hermano (alias el viejo del Jorge). Lo hacían sin presentarse ni dar la mano. Me pareció que ese comportamiento era un cóctel entre antídoto frente al cotilleo de los mayores, signo de rebeldía y escasez de urbanidad. Acto seguido, se posesionaron de la sala de estar con la normalidad menos normal pero más provocadora. Videos, canales televisivos e INTERNET comenzaron a sufrir estrés.
Pero, como sentían calor, al rato decidieron desplegar sus fuerzas de ocupación hacia la piscina del jardín trasero. Estallaron entonces en nuestros oídos sus zambullidos haciendo bombas una y otra vez. La dejaron a medio llenar de agua y repleta de briznas de césped. Entonces se despatarraron en el sofá mecedora del jardín. Formaban un pintoresco cuadro: Con sus bañadores bermudas de cinturas muy bajas, que dejaban al descubierto el vello de la ingle. Y con sus impecables torsos de gimnasio tatuados cual tribu amazónica. Allí aromaron el ambiente de marijuana, mientras vaciaban la nevera de refrescos y helados. Como los machos alfas de las manadas de lobos, iban dejando huellas aquí y allá sobre la mesa. Lo que en mi tierra siempre se ha llamado, comportarse como unos guarros.
Los mayores cincuentones, aprovechando el descanso de los jóvenes guerreros, nos atrevimos a irnos al baño. Nos miraron pasar con silencioso desprecio. ¡Vaya cuerpos en bañador: afofados, chiquititos y circulares¡ Diríase que nos veían con el mismo desprecio que estatuas contrahechas que se vendiesen de saldo en un rastro. El acercamiento a la manada de machos alfa durante el resto de la tarde fue infructuoso. No dialogaban sino que monosilabeaban. Quizás era la manera de que su posible inferioridad intelectual no se mostrara al desnudo. Lo suyo era el monólogo del poderío de su fuerza muscular y la exhibición de sus instintos animales…
(¢) Carlos Parejo Delgado
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