Sucedió la noche más calurosa y árida que recordase haber vivido.
Súbitamente, comenzó a llover en el interior del despacho. Una lluvia
suave y balsámica que al poco derivó en diluvio. Lo encontraron a la
mañana siguiente flotando boca abajo en el aire. Fantasía, así había
pensado titular aquel poema que se malogró en la crecida.
La flor del tabaco
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*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
2 comentarios:
Todo puede suceder.
Igual, hay que pensar bien antes de escribir, antes de hablar y antes de amar.
Por mucho que pienses, el otro ya casi lo tiene decidido
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