Agosto es el mes más imprevisible del año. Se anuncia entonces que las compañías petrolíferas han sido multadas por pactar mafiosamente los precios de la gasolina o que llega una inesperada subida de la luz. Y ambas noticias cogen desprevenidos a millones de españoles, para los que los telediarios quedan como un eco lejano en los chiringuitos.
En este mes todo se aligera de ropa, incluyendo los periódicos. Hombres maduritos observan aterrorizados que su barriga ha crecido y va camino de panza circular a modo de plaza de toros de primera categoría, que suscita mofantes comentarios. Las mujeres soportan dietas adelgazantes urgentes previas a su exposición en la pasarela de moda que es la playa.
Y tanta preocupación por el aspecto físico apenas sirve en ocasiones. En agosto se producen estrepitosos fracasos de comunicación, enfrentados ella y él al prolongado hastío de la estancia repetida en la playa. Se rompen más parejas de largo tiempo de convivencia que en el resto del año. Y es que agosto es imprevisible hasta para estos súbitos chaparrones de verano.
(¢) Carlos Parejo Delgado
No hay comentarios:
Publicar un comentario