Hay un momento, cuando más de media vida queda atrás, y hay cada vez menos trayecto por recorrer, que el tiempo de la ausencia y la añoranza de la persona querida deja de medirse a la manera occidental. El tictac-queante ritmo de segundos, minutos, horas y días es demasiado exigente.
El presente es el tiempo de los jóvenes. Los que cruzamos el umbral de los cincuenta incorporamos un calendario hecho de instantes felices, noches de luna llena esplendorosa y veranos solitarios. ¡Ojalá estuvieras aquí¡
(¢) Carlos Parejo Delgado
No hay comentarios:
Publicar un comentario