jueves, 11 de julio de 2013

Avenida

Mirando al ser humano, desconfío
de que haya alguien dispuesto a dar su vida
a cambio de otra vida, por querida
que aquella fuese, tras pensarlo en frío.

Y sin embargo, y no es un desvarío,
sé que si te advirtiese desvalida
hundiéndote a merced de su avenida,
me arrojaría, en tu socorro, a un río.

Sería un ademán, teniendo en cuenta
mis nulas aptitudes para el nado,
inútil y fatal, amén de osado.

Pero qué pena ahora que, en la hambrienta
crecida de la más cruel pesadilla,
te hundes, no hallar la senda hasta la orilla.

2 comentarios:

La que vino de Júpiter. dijo...

Se hunde, nos hundimos.
Estoy segura que lo harías.

Un beso, Rafa (te enseñaré a nadar, mira... por eso no vuelo, mi medio es el mar)

Anónimo dijo...

Ya sabes, este verano a practicar nado en La Bota, entre cerveza y cervaza