Se sentía el más bello querubín cada vez que ensimismado contemplaba su imagen reflejada en las aguas patrióticas de su descomunal ombligo. Tanto fue así que terminó pereciendo al atragantarse con su propia polla.
La flor del tabaco
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*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
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