miércoles, 31 de agosto de 2016

Aquella noche de San Juan

Ando descalzo sobre ascuas
de haber asado sardinas,
mis pies hieden a pescado,
no me los lavo hace días.

Y es que el agua del Atlántico
siempre me resulta fría
y no me baño aun haciendo
un calor de antología.
Para colmo cae relente,
-la arena, ¡qué húmeda y fría!-,
se terminó la manguara
y apenas queda tortilla.
Pero hay que seguir aquí
hasta al menos mediodía
cuando lleno hasta los topes
pase el autobús de línea.
Muge una vaca en los pinos,
suena igual que una ocarina,
¿cómo sonará tal cosa?
Qué sé yo, pero ¿a que rima?
Por tal mugido me inquiero
¿dónde andará Margarita?
Sólo espero no la tome
la vaca por hierbecilla.
Y qué será en el camino
esa luz que tanto brilla;
¡que sea un ovni o un fantasma,
pero no la policía!
Que ayer vislumbré una lancha
merodeando por la orilla,
del alijo que enterraron
apañé una fruslería.
Y que marrón si encontrasen
escondidas, ¡madre mía!,
las tabletas de hachís
que me agencié, en la mochila.
Pero, qué coño, ¡se acerca!,
¡los civiles! ¡MARGARITA!,
dónde estás, !vamos!, ¡najando!,
¡que nos enchironan, niña!

3 comentarios:

mailconraul dijo...

La lancha es consecuencia de los que se ensanchan en la silla y se explayan en los congresos. ¡Este año el agua no está tan fría! Y es cierto..., si te cogen con la gallina te enchironan media vida!!!

Carlos dijo...

Poesia divertida, fresca y fácil

mailconraul dijo...

Ser fresca no tiene que confundirse con fácil...