José Ignacio es hijo del antiguo Jefe de Protocolo del gobierno provincial. Entró a trabajar como ordenanza en la institución a los dieciséis años. Y al cumplir la mayoría de edad heredó el puesto paterno.
De esto han transcurrido treinta años. Y en este tiempo han ido decayendo las normas de urbanidad –que ya no se estudia en las escuelas –, y casi ningún joven sabe siquiera lo que es el protocolo. Todos los días recorre infatigable el viejo cuartel donde se encuentra, es el amable, eterno sonriente y diplomático “corre ve y dile” del Presidente. Su ojeador indio, si éste fuera el General Custer.
¡Qué orgulloso y ufano va con su traje de chaqueta azul con el escudo provincial bordado en oro, su camisa blanca nieve y la corbata y el pantalón gris¡ Fueron el legado de su padre al jubilarse y ningún día se deprende de su uniforme, como un doctor de su bata.
Pero los más jóvenes -recién colocados- lo miran extrañadísimos. Su indumentaria es tan decimonónica respecto a la que usan: cabellos peinados a la moda y teñidos de colores, camisetas hip hop y pantalones cagados. Y expresan para sus adentros: ¿Pero, de dónde ha salido este hombre, acaso de la película de Parque Jurásico?
Y, sin embargo, su uniforme lo llevaban casi todos los funcionarios oficiales hasta finales de la Dictadura, hace menos de medio siglo. Pero hoy en día la actualidad se confunde con la única realidad, y los gustos cambian tan rápidamente, que las antiguas costumbres y urbanidades de Jose Ignacio han caído en el agujero negro del olvido.
De esto han transcurrido treinta años. Y en este tiempo han ido decayendo las normas de urbanidad –que ya no se estudia en las escuelas –, y casi ningún joven sabe siquiera lo que es el protocolo. Todos los días recorre infatigable el viejo cuartel donde se encuentra, es el amable, eterno sonriente y diplomático “corre ve y dile” del Presidente. Su ojeador indio, si éste fuera el General Custer.
¡Qué orgulloso y ufano va con su traje de chaqueta azul con el escudo provincial bordado en oro, su camisa blanca nieve y la corbata y el pantalón gris¡ Fueron el legado de su padre al jubilarse y ningún día se deprende de su uniforme, como un doctor de su bata.
Pero los más jóvenes -recién colocados- lo miran extrañadísimos. Su indumentaria es tan decimonónica respecto a la que usan: cabellos peinados a la moda y teñidos de colores, camisetas hip hop y pantalones cagados. Y expresan para sus adentros: ¿Pero, de dónde ha salido este hombre, acaso de la película de Parque Jurásico?
Y, sin embargo, su uniforme lo llevaban casi todos los funcionarios oficiales hasta finales de la Dictadura, hace menos de medio siglo. Pero hoy en día la actualidad se confunde con la única realidad, y los gustos cambian tan rápidamente, que las antiguas costumbres y urbanidades de Jose Ignacio han caído en el agujero negro del olvido.
© Carlos Parejo
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