lunes, 6 de febrero de 2012

Relatos verosímiles (26): La Torre Pelli va al psiquiatra (Carlos Parejo)


Doctor, estoy teniendo una pesadilla tras otra, y mis cimientos pueden llegar a temblar peligrosamente con tanta agitación. En el primer sueño un avión de los que llegan al aeropuerto se estrellaba contra mis entrañas, en un día de niebla profunda en el vecino río Guadalquivir. Era horripilante ver cómo las personas saltaban al vacío desde los pisos altos, como en las Torres Gemelas de Nueva York. Tuve un segundo sueño en que me incendiaba enterita. Los bomberos no tenían escaleras ni mangueras que llegaran hasta los últimos pisos, como en la madrileña Torre Windsor. Por si fuera poco, la tercera vez se formaba una cola kilométrica de vehículos en esta entrada a Sevilla capital. Todos los conductores me pitaban, como si este eterno agujero negro de circulación mecánica, con mi presencia, se hubiera agrandado sin solución.

Mi interior es sencillo, de hierro y hormigón armado. Aunque luego un arquitecto argentino me vista de colorines como los trajes de flamenca. Y yo no he pedido crecer tanto, como si me pudiera la soberbia de mirar desde arriba a la Giralda, o de que los sevillanos se sientan diminutos ante mi grandiosidad. Esa decisión, igual que el lugar que ocupo, fue obra del poder financiero que me hizo nacer para perpetuarse en la memoria y, de paso, recordar a los ciudadanos que, hoy día, este llamado "poder invisible" se cree más grande e invencible que el mismo Dios.

© Carlos Parejo

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