El treinteañero Javier, soltero emancipado enfermizamente tímido, estaba perdidamente enamorado de Amalia. Era la Directora del Instituto en que trabajaba como bedel. Ell tenía un cuerpo de gimnasio, un torso grandiseniente y unos ojos azules como el Cielo. Pero él no se hacía esperanzas, ya que se consideraba un bono basura en el mercado de valores-parejas del centro escolar, por su pequeña estatura, y aspecto enclenque y poco agraciado.
Un gélido mediodía de febrero, cuando cerraba las puertas, Amalia se acercó por su espalda, le llamó por su nombre y, al volverse, lo besó con inusitado deseo animal. ¿Le ocurre a usted algo, por que se comporta así? Y le respondió: ¿Acaso usted, cuando disfruta un cuadro de arte moderno, se pregunta qué sentido oculta?
Aquel improvisado acto sexual lo enloqueció. No podía recordar la clave de alarma para arrancar el coche. Ni el número secreto del Cajero Automático más próximo. Tampoco el teléfono móvil de su viuda madre para llamarla y acercarse a almorzar. Era como si el beso-virus maligno de Amalia hubiese borrado los datos numéricos del disco duro/desván de su memoria, siempre de respuesta tan rápida y tan meticulosamente organizado.
Un gélido mediodía de febrero, cuando cerraba las puertas, Amalia se acercó por su espalda, le llamó por su nombre y, al volverse, lo besó con inusitado deseo animal. ¿Le ocurre a usted algo, por que se comporta así? Y le respondió: ¿Acaso usted, cuando disfruta un cuadro de arte moderno, se pregunta qué sentido oculta?
Aquel improvisado acto sexual lo enloqueció. No podía recordar la clave de alarma para arrancar el coche. Ni el número secreto del Cajero Automático más próximo. Tampoco el teléfono móvil de su viuda madre para llamarla y acercarse a almorzar. Era como si el beso-virus maligno de Amalia hubiese borrado los datos numéricos del disco duro/desván de su memoria, siempre de respuesta tan rápida y tan meticulosamente organizado.
© Carlos Parejo
2 comentarios:
Necesito un beso de esos para olvidarme de todo!!
Mañana me haré "la Javier"
Es cierto el detalle del arte moderno, buena observación.
Besos
¡Qué estupenda terapia! jeje si funcionara así nuestra decadente Sanidad..."sin cita previa" jejej
Gracias por la sonrisa, y esos dos...Javier y Amalia, qué disfruten y sientan ese beso!!!
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