viernes, 17 de diciembre de 2010

Mi felicitación navideña

(o de lo que el Rey de España, por no ir más lejos, jamás dirá en su discurso de Navidad)

HASTIADO ya de tantas felicitaciones hueras, empalagosas e hipócritas como lo son la mayoría de las que a granel y al por mayor se envían por estas fechas, este año os quiero felicitar de un modo diferente, sin falsedades, de corazón y, por tanto, con toda la crudeza, no exenta de ternura y buenos deseos, que un mínimo respeto a la realidad, como sinónimo imperfecto de la verdad, requiere.

Para ello os pediría que, en primer lugar, escuchaseis esto (*). Pero antes de que lo hagáis debo advertiros de que no se trata de un melodioso villancico de angelicales y dulces pastores o de pececillos de colores brillantes que beben y beben plácidamente en un sereno río.

No. Se trata de un grito desgarrado, casi agónico, suplicando auxilio; de una estridente sucesión de mazazos más amargos que el más amargo fado que pudierais llegar a imaginaros nunca.

Aun así, escuchadlo.

Pero con el volumen al máximo, ¡CARAJO!; los oídos bien abiertos; el corazón atento. Porque la realidad, la cruda y espantosa realidad, también en estas fechas que dicen de amor y de paz, es esto.

(*)



Escuchadlo y, después, decidme.

Decidme si no deberían ya estar y pasar muchos años entre rejas los criminales de cuello blanco y esos otros yomelavolasasquerosasmanos que desde los ámbitos de la economía especulativa y el genuflexo y pusilánime seguidismo político están dando lugar a tantas y tantas situaciones como o aun mucho peores que esta que acabáis de conocer.

(FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO AÑO NUEVO).

Decidme si podemos y debemos otorgar crédito alguno a tantos y tantos parásitos nauseabundos de las moquetas oficiales cuando se afanan una vez tras otra en diseñar vergonzosas e impúdicas cortinas de humo -como la urdida en torno al tan turbio y manipulado asunto de los controladores aéreos-, con el único objetivo de, ocultando bajo las alfombras de los tabernáculos políticos el bochornoso producto de sus desmanes, tratar de lavar su imagen repugnante en un intento tan burdo como efectivo por recuperar parte de la credibilidad perdida y por que el pueblo más o menos acomodado, ese que puede pagarse unas vacaciones, ese que sí va a las urnas, ese que, aun precarios, conserva todavía ciertos atributos de pueblo, les otorgue la condición de héroes abnegados y sufridos cuando no son más que unos falaces y patéticos salvapatrias de mierda.

(FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO AÑO NUEVO).

Tratad de decirme cuáles son los motivos de que para ellos no formen también parte del pueblo esos millones y millones de marginados, mangoneados y empobrecidos que en este país, como en el resto del mundo, han ido siendo abocados a la miseria a causa de la irresponsabilidad, la felonía y la soberbia de sus mandatarios.

(FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO AÑO NUEVO).

Decidme qué valor puede tener una huelga general pactada de antemano, qué valor manifestarnos y manifestarnos y volver a manifestarnos como absurdos peces que beben y beben y beben en el río, si no somos capaces de ir más allá; si a todos esos hijos de la gran puñeta, tan a gusto y calentitos como están en sus poltronas bien protegidos por aquellos que en lugar de a ellos deberían proteger al pueblo de sus venenosas conspiraciones, se las trae al fresco que salgamos a la calle en las fechas y las horas señaladas como un vulgar rebaño que no sabe se encamina al matadero.

(FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO AÑO NUEVO).

Decidme si no es momento ya de que todos, todos los trabajadores, todos los ciudadanos, los que aún lo somos y aquellos que, marginados, han dejado de serlo, comencemos a acudir a cada lugar, a cada acto a los que vayan a pavonearse todos esos vándalos sin escrúpulos con sus hipócritas sonrisas profident y sus coches oficiales, para tratar de hacerles la vida mucho menos placentera; para gritarles ya basta, que no estamos dispuestos a seguir creyendo ni por un minuto más en ellos; para decirles lo que son, pura inmundicia; que estamos hasta nuestras partes más pudendas de sus sucios e interesados tejemanejes; que tanto y tanto y tanto acumular pólvora y más pólvora puede terminar provocando una espantosa explosión de la que sólo ellos serán los responsables; para hacerles ver que podemos llegar a ser la más larga, permanente y peor de sus pesadillas. Es posible. Aquí en Andalucía hay ya trabajadores, los trabajadores del sector público, que en defensa de sus intereses y de los del conjunto de los ciudadanos no dejan de demostrárnoslo día a día con su ejemplo. Como ya lo demostraron muchos otros a lo largo y ancho de la historia de las luchas ciudadana y obrera.

(FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO AÑO NUEVO).

Y decidme -sí, ahora me dirijo en particular a vosotros, a los políticos que aún creéis que la política ha de ser un instrumento al servicio del pueblo y no al de sucios intereses espurios-, vosotros decidme si no es ya hora, sin renunciar del todo al mismo, de dejar en un segundo plano tanto ridículo pasteleo legislativo e institucional cuyo principal objetivo no es otro que dar un leve barniz de falsa legalidad democrática a la cada día más férrea dictadura plutocrática y nepotista que nos cautiva. Si no es también ya hora de que, como elemento esencial y prioritario de vuestro quehacer político, os bajéis de una vez por todas a las calles para estar con el pueblo codo con codo en la lucha que pueda encaminarnos con paso firme hacia la excelsa utopía de la igualdad, la libertad, la paz y una permanente cooperación fraternal; hacia esa utopía en la que la felicidad de los pocos no se fragüe sobre las desgracias de los muchos, sobre el dolor y la sangre de los nadie, esos que Eduardo Galeano nos dice no llegan apenas a costar lo que la bala que los mata. Esos que, ahora añado yo, no llegan a costar lo que el papel en el que se dictan contra ellos órdenes de desahucio o comunicaciones de despido que, poco a poco, los van desapareciendo.

(FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO AÑO NUEVO).

Escuchadlo. Escuchadlo con los oídos bien atentos y el corazón abierto y, después, decidme.

Gracias. De todo corazón, con mi más sincero cariño, os deseo

UNA FELIZ NAVIDAD Y UN MUY PRÓSPERO AÑO 2011

así como que -¡el mercado y sus títeres así lo quieran!- ni a lo largo del mismo ni durante todo el resto de vuestras vidas lleguéis jamás a entrar a formar parte de los marginados, los desposeídos, los ignorados, de esos que, desgarrados y sin esperanza, ya sólo pueden aferrarse a un quizá último grito ahogado e inerme: “...coño, que yo no tengo ni que comer; qué voy a hacer, a vivir bajo un puente; toda la vida trabajando, 30 años ahí cotizados o más, y, ahora, de qué vivo, de qué vivo, de qué, de qué vivo”.

Vuestro amigo, que os felicita así porque os quiere,

R.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Ha dolido escucharlo, mucho, mucho.

Imposible que no afloren la rabia y las lágrimas.

Bofetada de realismo.

Un abrazo.

Milena dijo...

“Tendremos que arrepentirnos en esta generación no tanto de las acciones de la gente perversa, sino de los PASMOSOS SILENCIOS de la gente buena”

.........Luther King........


¡¡¡REVOLUCIÓN SOCIAL YA !!!


También yo te quiero, Rafa

COMANDO ALCANTARILLA. dijo...

Desgarrador......se me saltan las putas lagrimas......Maldigo el puto país y a tod@s l@s hij@s de puta que potencian tanta miseria y traición.

Que mala hostia me entra....

DESPERTEMOS Y DEMOSLES EN TO LOS MORROS, PERO BIEN.

DIQNO666

Andri Alba dijo...

Tremendo cabreo!!! No he podido escuchar el video posteado y tampoco leer compleo el texto, pero he llegado más allá de la mitad, pero antes de que se me acabara el tiempo, decidí comentar aun sin poder teminar...pero por lo leído, joder, qué razón tienes!!...pero qué indefenso estamos todos con todos estos gobiernos de mierda. Sí, la traición está servida. Es lamentable, pero cierto.

Te dejo un abrazo muy fuerte, te aprecio mazo.

Andri

Dolo dijo...

Muy muy muy doloroso. Injusto. Terrible. Indignante.
Se me ha roto el alma con la voz de ese hombre.

Anónimo dijo...

Sin nada que ver y con mucho que ver....Hay quien ni siquiera puede trabajar,sin opciones.
http://bit.ly/ffw7xA


Eva.