martes, 2 de octubre de 2018

Mi justicia no es de este mundo


"Cada cosa tiene su momento y, a veces, es mejor esperar a que llegue el de la justicia divina. Porque de aplicarse la humana, con todo esto del libre albedrío y otros errores de bulto en la obra del Altísimo, podría ser mucho peor el remedio que la enfermedad. Por ejemplo, ese chico tan patriota y tan majo, Pablo Casado. ¡Y tan católico! Imaginen por unos instantes que es encausado y un hatajo de jueces ateos y anarcobolivarianos de todos los demonios termina declarándolo culpable. ¡La de divorcios que podría traernos como consecuencia tan aberrante sentencia, Virgen Santa! ¡Y el diabólico impacto que estos, a su vez, podrían traer para la credibilidad de la Santa Madre Iglesia y el sacramento del matrimonio! ¡Con la de ingresos que este nos proporciona! Ya saben, donativos voluntarios. No ha obrado nada mal el Opus Dei... perdón, el Tribunal Supremo haciendo la vista gorda. Ya Dios lo absolverá, como merece, el día del Juicio Final. ¡Abajo el Papa Paco! ¡Viva la Santa Inquisición! ¡ARRIBAEJ... PAÑA, COÑO YA!"

Cardenal Rouco-Viruela, máster en absoluciones por el morro y exorcismos varios por la Universidad Pontificia de Comillas, y en reformas de fincas urbanas por la URJC.

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