En Les Alqueries, un toro “embolao”, víctima de la barbarie, de la agresión desmedida de los aborígenes del lugar, embiste aterrorizado a una de las asistentes al festejo. Defensa propia animal. Dicen que por amor, su pareja se interpone en el camino del astado, para evitarle una nueva embestida. Por amor. ¿Tiene cabida el amor en medio de la desmesura de un acto sanguinario de tortura en el que, movidas por los más bajos instintos, se dan la mano la incultura disfrazada de costumbre y la más abyecta crueldad del Hombre? Pudiera ser. Pero nunca para un primer plano. En primer plano —lo demás, accesorio—, la víctima y sus verdugos, la inútil defensa propia de un animal inerme y la crueldad criminal de los bárbaros. Dicen que por amor. Que así haya sido. Aunque no pueda servirnos de esperanza.
La flor del tabaco
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*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
1 comentario:
A más de uno lo embrujaba yo en toro para que supiera lo horroroso que es
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