Entre las cicatrices sangra, abierta, una herida sin sutura posible. Una grieta, un vacío del color de la bóveda celeste: ese espejismo tras el que, agazapado, insalvable, se extiende el abismo. Y no sabes cómo ni cuánto duele.
La flor del tabaco
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*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
2 comentarios:
Siempre queda alguna herida sin cerrar para recordarnos nuestro paso por la batalla que es la vida.
Saludos
Herida y dolor son un horror
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