Cuando el cazador despertó, se sorprendió al ver a Caperucita, completamente desnuda, durmiendo a su costado. Después, el horror: a los pies de su cama, a modo de alfombra, la ensangrentada piel de la abuelita.
La flor del tabaco
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*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
1 comentario:
La evidencia de su maldad frustró sus bellos sueños
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