Qué habría de temer a estas alturas
si no soy más que un vástago –uno más-
dilecto del tormento y la derrota; si es mi esencia
la herida que sin ser aún cicatriz
se ve enfrentada, inerme,
al súbito escalpelo de una lucha
absurda, temeraria y desigual
perdida de antemano;
si nada he de ganar y nada tengo;
si la voz no me alcanza
para entonar un salmo
invocando al silencio.
Qué habría de temer. Por qué no cesa
un solo instante el miedo.
La flor del tabaco
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*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
1 comentario:
El miedo está agazapado y dispuesto a saltar cuando la felicidad se nos escapa
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