Ese runrún que escuchas cada vez que utilizas el teléfono móvil, no son interferencias llegadas en tropel del más remoto cosmos. Son los lamentos de onda larga en los que prorrumpen los muertos del coltán.
La flor del tabaco
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*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
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