sábado, 11 de julio de 2015

El proceso

Era suave, peludo, pequeño y muy blandito. Lo bauticé Platero, por su color de luna llena. Y fui demandado por los herederos de no sé qué señor, acusado de haber violado sus derechos de autor. No me quedó otra que venderlo a saldo para poder hacer frente a la minuta de mi abogado. Perdimos. Lo echo mucho de menos (no al abogado, al perrito).

2 comentarios:

Vivian dijo...

Jajaja.
Me gusta cuanto te pones irónico Rafa, además de tu lado creativo, además de…
¿Y muy blandito? Pobre perrito!
Besos, dos.

Carlos dijo...

¿Se te ha desteñido la perra con la ola de calor?