Busqué ciego y sin fe
al igual que se busca
el faro en la tormenta
o a un dios en ese instante
que precede al olvido.
Y me mantuve a flote
fingiendo la esperanza
de que aún era posible
alcanzar a brazadas
la isla del tesoro.
Más me hubiese valido
recubrirme de escamas
y abismarme en la hondura
del más remoto piélago,
lejos de luces fatuas
y arcángeles castrados.
Me equivoque y ahora
no soy más que piltrafas,
restos de un pez boqueando
bajo el cielo sin cielo
de un desierto de arena.
La flor del tabaco
-
*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
2 comentarios:
Son cosas que pasan cuando el mar nos engulle.
Besitos Rafa
Ls Isla del Tesoro es como el Paraiso Terrenal, un aliciente para vivir
Publicar un comentario