Entre las piedras de la Bajadilla
encontró Manuel la filosofal
para oficiar el milagro ritual
de hacer oro de la plata que brilla.
Avía García el instrumental
bien a mano un cuarto de manzanilla,
leña seca, viento calmo, cerillas,
cañas picuás y un puñao de sal.
Seis lingotes por caña va ensartando
disponiéndolas como un parapeto
y en el tiempo en que digo este soneto
sin saberse por qué, cómo ni cuándo,
el prodigio: la plata va dorando
un arpa de sardinas al espeto.
Texto e ilustración: Agustín Casado
La flor del tabaco
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*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
2 comentarios:
Musical ritmo, si el aceite es el oro verde andaluz, la sardina de espeto es.efectivamente, la plata de sus mares.
Poema en dos líneas del amigo Parejo. Eso querría yo haber dicho gastando menos tinta.
Agustín
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