con porte de reina mora,
por cantarle hora tras hora
al insólito candor
y a la sin igual color
de la tez de la pastora
que en los prados me acalora
con la miel de su favor?
Ignoras que ella procura
con su ardor, que en el aprisco,
hecho un fiero basilisco,
no cometa la locura
de, entre gerberas y abejas,
ayuntarme a las ovejas.
Ilustración: Pastora desnuda tumbada (Bergère nue couchée), 1891, de Berthe Morisot
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