Los soldados salen los domingos de los cuarteles y cortejan a las “chachas” en los jardines de Murillo. Nosotras vamos al cine con “pases” de la sesión continua. ¡Quién no tiene un familiar o pariente funcionario, periodista o militar¡
Los días laborables, tras merendar en casa, oímos la misa de siete en la iglesia del asilo de ancianos, y permanecemos sentadas en el compás de su patio interior, a la fresquita. Justo cuando cierran las tiendas salimos volando para el paseo. La Calle Tetuán es un tiovivo de jovenzuelas arriba y abajo, abajo y arriba. Como en las plazas de los pueblos. Y todas con el periscopio elevado: “Estudiantes a babor o a estribor”.
Siendo pecado mortal aceptar una invitación a bebidas o aperitivos, nos han de ganar con la charla más animada y jovial, o las promesas de futuro más serias… Como todavía es verano, llevan sus trajes de chaqueta de lino blanco o mil rayas, pero en cuanto haga frío se pondrán de luto.
(¢) Carlos Parejo Delgado
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