En sus ojos fulgía una promesa.
Todo era abismo y sombra y noche y nada,
pero sus ojos eran
piedra filosofal, llama y milagro,
Big Bang y aliento primigenio,
un útero sin límites
albergando embriones de luciérnagas
y el brillo seminal de la Vía Láctea.
Pero yo carecía del don de la videncia,
y ahora estoy soñando que el cielo es una Estrella
y ansío no despertar:
todo es abismo y sombra y noche y nada,
un agujero negro
engullendo la arcilla en sus orígenes.
La flor del tabaco
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*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
1 comentario:
Tu eres de los que crees en millones de arcillas (personas humanas) en planetas propicios (con agua) separados por millones de kilómetros luz, sin dios tutelar que se tercie
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