(Tragicomedia en un solo y breve acto)
La acción se desarrolla
a oscuras sobre un catre
de un dormitorio-jaula en los suburbios
de una ciudad anónima.
Sólo un protagonista
sin más protagonismo que el ser uno
de otros tantos sujetos sin prestancia
zaherido de abandono y desengaño
que anidan en las cloacas de este mundo.
El argumento es pobre
y aun más pobre el monólogo:
un ton ni son nasal, jadeos ahogados
y un nombre un nombre un nombre
un nombre de asesina entre ayes ásperos
ungidos de sudor y bilis cáustica,
y en un minuto escaso el desenlace.
Por dos veces se muere. La primera,
en un vaivén postrero, la cabeza
le estalla salpicando latamente
las sábanas; y luego, cuando afloja
la sangre y purga autómata
las pruebas del suicidio perpetrado,
vuelve a morir al dar como seguro,
tal como hiciera ayer y hará mañana,
que nunca ha de morir asesinado.
La flor del tabaco
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*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
1 comentario:
relato un poco misterioso y onírico
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