miércoles, 26 de marzo de 2008

La tortura


La mujer que amé se ha convertido en fantasma. Yo soy el lugar de sus apariciones.
Juan José Arreola.

Cada vez que, en la distancia,
Anhelando tu regreso,
Me asaltaba la añoranza,
Era tanta la aflicción
-Rosa amarilla en mi pecho
Cultivada de carencias-
Que se me hacia la espera
El mayor de los tormentos.

Hoy que, encontrándote cerca,
Amparada en el silencio
Y en la más amarga ausencia,
Eres tan sólo un espectro,
Me atenaza la tristeza
-Triste soñador rendido-
De saber que esta tortura
Nunca tocará frontera.

Y peldaño tras peldaño
Me despeño en mi mazmorra
Bajo el clamor de un gemido
Que me quiebra la garganta
-Amarga desesperanza
De esta ordalía sangrienta
Henchida de crisantemos
Y cenizas apagadas-

Septiembre de 2006

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusta pasar por aquí y ver y leer que sigues derrochando buena poesía.

Por cierto sabrás que la foto es del Castillo de los Templarios de Ponferrada.

Saludos desde El Bierzo.

Anónimo dijo...

"Cada vez que, en la distancia,
Anhelando tu regreso,
Me asaltaba la añoranza,
Era tanta la aflicción
-Rosa amarilla en mi pecho
Cultivada de carencias-
Que se me hacia la espera
El mayor de los tormentos".



Me gusta Rafa,
me gusta tanto como suenan las palabras y entrelazas sus misterios
enhebrando unas con otras en un encaje de arpegios que hasta vibran musicales, deslizándoseme dentro conmovienno mis sentidos
y, al fin me pregunto,yo que nunca hago versos
¿será eso, la poesía?

buenas noches
Un abrazo desde Eea

Anónimo dijo...

Hola Rafa,

Me alegra verte de nuevo escribiendo como nunca, a pesar de esa herida, a pesar de la fuerte tempestad.

Estoy contigo, ya lo sabes,



Un beso,



Estel J.

Anónimo dijo...

Gracias, salvoechea. No tenía ni idea de que castillo era éste. Un abrazo.

Y quién puede saber lo que es poesía, querida Circe. Besos.

Gracias, Estel, no lo dudo. Un abrazo.