martes, 18 de marzo de 2008

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Se propaga el silencio
Como la onda expansiva
De un millón de Hiroshimas.

¿Es que no escuchas su voz como alarma?

Ven a otorgarme un cántico
Que me arrulle en la noche
De las tribulaciones.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Como será que a veces necesitamos escuchar aunque sea ruido al estruendo del silencio?

Besos

Anónimo dijo...

La espera y la nostalgia cede lugar al pedido amable.
Hay quien pueda darle esa parte de usted que està dentro de usted mismo y lo devuelva a la vida.
Bellas letras.
Un abrazo, Rafa

Anónimo dijo...

Se esperan esas manos
se requiere ese sustento
jamás desde la súplica
nunca desde el lamento
jamás nos arrastramos
las ayudas
tienen que venir de manos generosas
que se ofrecen sin reclamos.


Y los gritos sordos
en la mirada se orbita.

TE dejo una rosa, mi mano y mi corazón....

Un abrazo

Anónimo dijo...

Sí, dashi, la incomunicación puede llegar a ser insoportable. Un beso.

Gracias, uma, por ser siempre tan positiva, por tus buenos deseos, por ser. Abrazos.

Sandra, qué hermosos versos. Y mil gracias por todo lo que dejas, el corazón... sé que de corazón. Mil abrazos.