martes, 26 de marzo de 2019

Las dos puertas


Despiertas sin consciencia
de ti mismo y sin nunca
haberte antes dormido.

                                        Te hallas
preso,
pero aún desconoces
la esencia del presidio y tu condena:

eres un animal
inerme y prematuro
que aúlla ante el espanto caudal del primer óxido
que acecha agazapado en la intemperie.

Al poco, en la frontera
donde acaban las sombras
para dar paso al éter
de lo incierto, vislumbras
dos puertas custodiadas
por dos guardianes.
                                    Nada
les preguntes, a qué
perder el tiempo si ambas
conducen a la única
liberación posible.

1 comentario:

Carlos dijo...

el hombre esclavo de si mismo