lunes, 11 de marzo de 2019

La Sevilla olvidada (6) (Carlos Parejo)


Aquí desde hace medio siglo se han asfaltado y puesto modernas aceras a las calles, incluso algún carril bici. Aunque no suele haber patrullas de la Policía local que controlen su uso adecuado.

Y se ha inaugurado una modesta plaza funcional de bajo coste con su parque infantil incluido -el que algunos desaprensivos emplean para jugar a la pelota, para botellonas e incluso como jaula de sus perros peligrosos-; En la barriada de Torreblanca, incluso, los diseñadores postmodernos han convertido estos parques infantiles en castillos de playmobil al aire libre.

No falta tampoco un campo de fútbol de albero o de césped artificial. Lo malo es cuando lo usan algunos vecinos para hacer carreras de motos, como desguace de coches y, por la noche, para hacer candelas.

Pero las casitas bajas o los pisos, estrechos y oscuros, de esta Sevilla olvidada envejecen irremediablemente y de mala manera. Cuando una familia se marcha vienen rápidamente emigrantes extranjeros a habitar estos pisos baratos.

Hace falta reconstruir con viviendas sociales de calidad y modernas en esta inmensa Sevilla de la posguerra Civil, como se ha iniciado en la barriada de los Pajaritos y en el polígono Sur y se piensa hacer en otras barriada como Torreblanca o La Bachillera.

Gracias a Dios aquí existe una fuerte solidaridad vecinal de modo que el tendero fía al cliente de toda la vida que se ha quedado en el paro. Las mujeres cuidan de los discapacitados, mayores o niños pequeños de sus vecinas, cuando estas tienen que salir fuera. El vecino de al lado te recoge las cartas o paquetes si estás trabajando.

Y casi todo el mundo se saluda y se conoce desde hace tres generaciones. De modo que conviven pequeños delincuentes con pequeños funcionarios; dependientas de tiendas con limpiadoras de casas; pequeños comerciantes con trabajadores autónomos de a pie, con moto, vehículo, camión o furgoneta propia…

(¢) Carlos Parejo Delgado

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