Sé bien que son legión aquellos que afirman sentirse orgullosos de España. Y, por más que lo intento, no encuentro una sola razón que lo justifique. Pero respeto su opinión. Eso sí, también exijo respeto para la mía. Porque yo sí que tengo motivos. Motivos que me hacen estar, y no poder callarlo por más tiempo, asqueado de la Una, Grande y Libre, de sus muy patrióticos saqueadores, de sus diabólicos inquisidores, de sus mamporreros políticos, de sus fascistas de siempre dándoselas de muy demócratas, de sus jueces sicarios de políticos sicarios de las mafias del capital y adictos a las puertas giratorias. Motivos estos, y hay muchos más, que hacen que me sienta avergonzado de España, que me hacen estar hasta la puta polla de esta España de mierda. De MIER - DA. Y si alguien que leyere esto estuviese tentado de acudir al recurso fácil, a la gilipollez superlativa de responderme con aquello de "pues vete a Cuba", mejor que calle. Porque estos y no yo serían —son—, por el bien de los pueblos de España, quienes deberían marcharse para siempre al puñetero carajo, junto con la panda de puercos a los que les estarían haciendo el juego. De la UE ya hablaremos otro día.