Sábado, 26 de diciembre.
Marcha a Gaza
Domingo, 27 de diciembre.
La policía egipcia nos retiene en un hotel de Al Arish
Marcha a Gaza
No hay encuentro. Los más de mil trescientos miembros inscritos en la marcha Gaza Freedom March y que en estos días siguen llegando a El Cairo a través de su aeropuerto internacional, nos encontramos dispersos en esta ciudad de más de dieciocho millones de habitantes.
El gobierno egipcio ha denegado el permiso para que podamos llegar todos juntos a la frontera de Gaza con el objeto de participar en una protesta pacifica contra el bloqueo al que esta sometida esta pequeña franja Palestina. También ha denegado el permiso para el encuentro anterior a la marcha. Ante esta postura, la organización convocante da vía libre a los miembros que quieran llegar a Gaza por su cuenta o bien permanecer en el Cairo para realizar acciones de protesta creativas. Uno de los grupos de españoles formado por unas once personas decidimos intentar nuestro objetivo inicial de llegar a la frontera de Gaza.
Ayer en la tarde nos encontramos con la organización americana que convoco la acción. Café Gruppy a las 21 horas. Una terraza elegante a cielo raso que permitía disfrutar de la buena temperatura de la capital egipcia a pesar de la fecha. Cuando saboreábamos un té caliente llegaron dieciséis americanos acompañados de una periodista egipcia. En las presentaciones se incluye una pequeña referencia a la organización humanitaria a la que pertenecemos cada uno. Comunicamos nuestra intención de continuar con el objetivo de nuestro viaje. Todos asienten. Entre té y té, un veterano militante que ha visitado en varias ocasiones una de las fronteras mas conflictivas del mundo, nos ofrece las instrucciones necesarias para llegar hasta allí en un perfecto español. Tomamos nota escrupulosamente: estación de autobuses, horarios, hoteles, teléfonos, contactos y croquis de la frontera. Nos despedimos y nos desean suerte.
A esta hora la vitalidad de El Cairo se encuentra en su máximo apogeo. Cruzar las avenidas es toda una aventura en esta ciudad tan caótica como fascinante. Mientras cenamos en un restaurante cercano a nuestro hotel repasamos y contrastamos la información recibida para no dejar ningún cabo suelto. A nuestra vuelta al hotel nos encontramos con otro grupo de españoles recién llegados. El cruce de correos electrónicos previo al viaje permitió la coincidencia de parte de la delegación Española en Down Town, una de las zonas más antiguas de la capital egipcia. En la mañana salimos en grupos pequeños hacia la estación de autobuses para burlar la vigilancia policial. Unos salen del hotel a la siete de la mañana, otros a las diez treinta. La primera etapa del viaje termina Al Arish una pequeña ciudad a cinco horas de El Cairo situada en la península del Sinaí a orillas del Mediterráneo, después de cruzar el Canal de Suez y las fértiles tierras rodeadas de dunas de blanquísima arena. Termino esta crónica en un ciber café de esta ciudad mediterránea tranquila y amable donde escasean los turistas.
Nuestro objetivo para mañana es alcanzar la frontera de Gaza.
El gobierno egipcio ha denegado el permiso para que podamos llegar todos juntos a la frontera de Gaza con el objeto de participar en una protesta pacifica contra el bloqueo al que esta sometida esta pequeña franja Palestina. También ha denegado el permiso para el encuentro anterior a la marcha. Ante esta postura, la organización convocante da vía libre a los miembros que quieran llegar a Gaza por su cuenta o bien permanecer en el Cairo para realizar acciones de protesta creativas. Uno de los grupos de españoles formado por unas once personas decidimos intentar nuestro objetivo inicial de llegar a la frontera de Gaza.
Ayer en la tarde nos encontramos con la organización americana que convoco la acción. Café Gruppy a las 21 horas. Una terraza elegante a cielo raso que permitía disfrutar de la buena temperatura de la capital egipcia a pesar de la fecha. Cuando saboreábamos un té caliente llegaron dieciséis americanos acompañados de una periodista egipcia. En las presentaciones se incluye una pequeña referencia a la organización humanitaria a la que pertenecemos cada uno. Comunicamos nuestra intención de continuar con el objetivo de nuestro viaje. Todos asienten. Entre té y té, un veterano militante que ha visitado en varias ocasiones una de las fronteras mas conflictivas del mundo, nos ofrece las instrucciones necesarias para llegar hasta allí en un perfecto español. Tomamos nota escrupulosamente: estación de autobuses, horarios, hoteles, teléfonos, contactos y croquis de la frontera. Nos despedimos y nos desean suerte.
A esta hora la vitalidad de El Cairo se encuentra en su máximo apogeo. Cruzar las avenidas es toda una aventura en esta ciudad tan caótica como fascinante. Mientras cenamos en un restaurante cercano a nuestro hotel repasamos y contrastamos la información recibida para no dejar ningún cabo suelto. A nuestra vuelta al hotel nos encontramos con otro grupo de españoles recién llegados. El cruce de correos electrónicos previo al viaje permitió la coincidencia de parte de la delegación Española en Down Town, una de las zonas más antiguas de la capital egipcia. En la mañana salimos en grupos pequeños hacia la estación de autobuses para burlar la vigilancia policial. Unos salen del hotel a la siete de la mañana, otros a las diez treinta. La primera etapa del viaje termina Al Arish una pequeña ciudad a cinco horas de El Cairo situada en la península del Sinaí a orillas del Mediterráneo, después de cruzar el Canal de Suez y las fértiles tierras rodeadas de dunas de blanquísima arena. Termino esta crónica en un ciber café de esta ciudad mediterránea tranquila y amable donde escasean los turistas.
Nuestro objetivo para mañana es alcanzar la frontera de Gaza.
Domingo, 27 de diciembre.
La policía egipcia nos retiene en un hotel de Al Arish
Los teléfonos no paran de sonar. Las llamadas a las diferentes embajadas son continuas. También a los medios de comunicación. La tez morena del encargado del hotel se vuelve cada vez más pálida. Cuando intentamos comunicarnos con el exterior a través de Internet caemos en la cuenta de que nos han cortado las conexiones. El nerviosismo cunde entre los congregados, unas cuarenta personas de diferentes nacionalidades que conseguimos llegar a Al Arish, entre las que se encuentran ingleses, españoles, americanos, italianos y franceses. El hotel donde nos encontramos ha sido tomado por la policía secreta de Egipto que nos impide la salida a la calle. No pasamos desapercibidos. Intentaban cortarnos nuestro paso hacia Gaza. No toleraran que lleguemos a la frontera. Aducen razones burocráticas. Los congregados apelamos a la libertad de circulación de las personas cuando no estamos realizando ninguna acción que altere el orden público. Algunos internacionalistas gritan Libertad para Gaza. Hay incluso algún forcejeo. Después de estos minutos interminables, la situación se aplaca y nos dejan salir del hotel sin nuestros equipajes. Aprovechamos para buscar un ciber café.
Se trata de llamar la atención mundial ante el bloqueo al que esta sometido esta pequeña franja de un millón y medio de habitantes cuyas dramáticas consecuencias violan todas las leyes humanitarias que los países occidentales dicen cumplir.
Los palestinos de Gaza solo pueden obtener los alimentos y medicinas necesarias a través de los túneles subterráneos que construyen desde esta franja hacia Egipto jugándose la vida. Como respuesta, Egipto construye un muro de acero financiado por EEUU para cerrar también esos pasos que suponen un respiro para una población asfixiada por el férreo bloqueo y que la coloca al borde del abismo.
Desde el sábado, el trasiego de miembros de la marcha desde El Cairo a esta pequeña localidad, desde la que escribo esta crónica, ha sido continuo. La información para coordinar los movimientos de las mil trescientas personas que nos hemos dado cita en este país corre a través de los correos electrónicos, SMS y llamadas de teléfonos. Nos llegan noticias desde El Cairo sobre las concentraciones que están comenzando a realizarse en los puentes del Nilo y las embajadas. Los distintos componentes de la marcha están concentrados en diferentes hoteles y su número aumenta a medida que pasan las horas.
Tenemos noticias de que la caravana de ayuda humanitaria organizada por el ex diputado George Galloway, formada por 170 vehículos a la que se va sumando ayuda de todos los países que atraviesan, se encuentra en estos momentos en Turquía.
A pesar de los contratiempos, no desistimos en nuestro empeño de llamar la atención sobre la vergüenza internacional de someter a una población a un sufrimiento innecesario en contra de todas las leyes que protegen los derechos humanos.
Se trata de llamar la atención mundial ante el bloqueo al que esta sometido esta pequeña franja de un millón y medio de habitantes cuyas dramáticas consecuencias violan todas las leyes humanitarias que los países occidentales dicen cumplir.
Los palestinos de Gaza solo pueden obtener los alimentos y medicinas necesarias a través de los túneles subterráneos que construyen desde esta franja hacia Egipto jugándose la vida. Como respuesta, Egipto construye un muro de acero financiado por EEUU para cerrar también esos pasos que suponen un respiro para una población asfixiada por el férreo bloqueo y que la coloca al borde del abismo.
Desde el sábado, el trasiego de miembros de la marcha desde El Cairo a esta pequeña localidad, desde la que escribo esta crónica, ha sido continuo. La información para coordinar los movimientos de las mil trescientas personas que nos hemos dado cita en este país corre a través de los correos electrónicos, SMS y llamadas de teléfonos. Nos llegan noticias desde El Cairo sobre las concentraciones que están comenzando a realizarse en los puentes del Nilo y las embajadas. Los distintos componentes de la marcha están concentrados en diferentes hoteles y su número aumenta a medida que pasan las horas.
Tenemos noticias de que la caravana de ayuda humanitaria organizada por el ex diputado George Galloway, formada por 170 vehículos a la que se va sumando ayuda de todos los países que atraviesan, se encuentra en estos momentos en Turquía.
A pesar de los contratiempos, no desistimos en nuestro empeño de llamar la atención sobre la vergüenza internacional de someter a una población a un sufrimiento innecesario en contra de todas las leyes que protegen los derechos humanos.
Fotografía: Concentración de integrantes de la marcha Gaza Freedom March, celebrada en la plaza Sadat en Al Arish el martes 29 de diciembre.
Crónicas enviadas por Pepa Suárez Flores desde algún lugar en torno a Gaza.
(Continuará)
(Continuará)
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