Quién podría asegurar que cada tipo de estrofa, al nacer, lo hizo con un fin determinado. Lo cierto es que no parece probable. Pero si así hubiese sido, la espinela habría nacido para la sátira. Porque, en la modesta opinión de quien suscribe, bien utilizada, nunca deja de ser un excelente recurso catalizador de la ironía. Úsela, evitando que actúe a modo de corsé, como recurso para hacer una crítica satírica de cualquier asunto que considere estúpido y/o aberrante, y es casi seguro que alcanzará a parir un aceptable poema.
La flor del tabaco
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*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
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