La noche en que la Noche
venga a hurtarnos las sombras
y no nos quede más que el ojo ciego
y apestoso de dios
cagándonos encima.
La flor del tabaco
-
*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
3 comentarios:
Por Dios, deja a Dios tranquilo.
No hablo de dios -a qué hablar de lo que no existe-, hablo del hombre y sus demonips.
El ojo ciego y apestoso de un Dios puede ser un lugar para el placer, para el deseo y las ansias, aunque nos caguen encima...
Publicar un comentario