Un tren que se ha perdido nunca vuelve.
Porque un tren que se pierde, aun regresando
a la misma estación donde una tarde
de otoño nos dejó
temblando en el andén bajo la lluvia,
ya nunca albergará
los mismos pasajeros, equipajes,
miedos, indecisiones, esperanzas.
Un tren que se ha perdido, aunque regrese
un día y otro día y otro y siempre
no vuelve a ser el mismo.
Tú eres el tren perdido que a diario
vuelve siendo distinto
y yo ese pasajero que, aun sabiéndote
perdida sin remedio para siempre,
hasta mi último aliento.
continuaré esperándote.
La flor del tabaco
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*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
1 comentario:
Muy nostálgico y proustiano, poema bello simplemente
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