un trago de vino blanco, un conjuro
y ya tienes jarrillo, cachirulo,
jofaina o el barreño para el baño.
Sentado de la puerta en el peldaño,
un cigarro, un chascarrillo, un bulo,
su anea, su lezna, y por un duro
como nueva la silla otros dos años.
Un duro. Dáselo y no seas tacaño,
mira qué primor de apaño, qué chulo.
Te juro, no es oficio; es arte puro.
¿Futuro?, pa’ingenieros, los de antaño;
o dime quién si no te arregla hogaño
por veinte cochinos reales el culo.
Texto e ilustración: Agustín Casado
1 comentario:
Melodioso y certero halago de los artesanos urbanos. El final es de película, quita el hipo.
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