Cerró el hombre los párpados, herido,
al gris de aquella página no escrita.
Pero eran tan viscosas las penumbras
que ni así las sacó de sus pupilas.
Entonces, con las manos temblorosas
y en la garganta un nudo de afonía,
hipando, la pasó con la honda pena
de no haberla pintado con sonrisas.
Mas luego, cada noche, en el insomnio,
ampulosa, la página volvía,
negra como la muerte, cincelando
sus ojos de otoñal melancolía.
Y la arrancó de cuajo aun comprendiendo
que al tiempo iba arrancándose la vida.
La flor del tabaco
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*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
1 comentario:
Hasta Bob Dylan pintaba muñequitos en las páginas en blanco buscando inspiración para sus canciones
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