En Coñodelabernardistán nunca estuvieron bien vistos, por parte del fundamentalismo político-religioso patrio, los coños insumisos. Los acólitos del yugo, la mordaza y el cilicio siempre se encontraron infinitamente más a gusto entre los coños odedientes —qué remedio—, que eran objeto de sucio mercadeo y vejación en los prostíbulos.
La flor del tabaco
-
*(Pues si mata… que mate)*
*A Manolo Rubiales –echando humo.*
*Ayer noche, al quedarme sin tabaco*
*–Estaban los estancos y colmados,*
*Los quioscos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario