lunes, 20 de mayo de 2019

La Sevilla olvidada (16) (Carlos Parejo)


Los barrios de Los Carteros y las nuevas barriadas de San Diego y Las Almenas-Parqueflores, separadas del anterior por la Avenida de Pino Montano- estamos situados en la Macarena Norte, pero por encima de la circunvalación SE 30 y por debajo de la Ronda Super-Norte.

Estas tres últimas barriadas somos un conjunto de bloques de pisos de muchísimas plantas de factura reciente. Pero, a cambio, las zonas ajardinadas que hay a nuestros pies son cuidadas primorosamente por las comunidades de vecinos. El barrio de San Diego (años setenta), por ejemplo, ha ido creciendo poco a poco. Hoy tiene 53 bloques de 7 a 12 plantas, repartidos en sus dos fases: los azules o la parte antigua y los marrones, la zona más moderna.

Somos un barrio eminentemente familiar, al que se mudó una generación joven que empezaba a formar su familia y cuyos hijos han sido el alma de sus bloques. De hecho, cuando la velá del barrio, cada bloque monta su propia caseta.

También es muy peculiar nuestro comercio de esquina, con bares donde se conoce a todos los vecinos, el supermercado en el que compra todo el mundo, la mercería a la que llaman el Corte Inglés de San Diego, la pescadería, la carnicería la frutería y su peluquería (donde se ha peinado a las niñas para su Primera Comunión y luego, a todas las novias). Por si fuera poco, tenemos un Peña Bético-Sevillista, única de toda la ciudad, en la que convive el verde y el rojo.

Sin embargo, tal densidad del hábitat (Más de 10.000 personas) se compensa porque a nuestro costado derecho se ha urbanizado el gran parque Miraflores, pulmón de oxígeno y naturaleza, que es el orgullo de todos los vecinos por sus huertos urbanos.

Al sur, la modesta barriada de Los Carteros es la más antigua, ya que nace en los años 20 del siglo veinte, a raíz de un asentamiento rural - junto a las antiguas vías del ferrocarril. Era entonces semejante a una mancha de casas blancas de pueblo; casas con precios relativamente baratos que atrajeron a familias numerosas y venidas de fuera, aunque tuvieran calles de barro por las que discurría un canal con aguas fecales. A mediados de los años sesenta adquirimos el certificado de urbanidad, con la pavimentación de nuestras calles y el suministro de agua potable y alcantarillado, ya que debimos recuperarnos de la lamentable situación en que nos dejó la última gran inundación del arroyo Tamarguillo.

Desde entonces, las Asociaciones de Vecinos de Los Carteros y San Diego hemos luchado mucho por cambiar nuestra condición de barrios extremos y olvidados. Realizamos manifestaciones y cortes del tráfico de la avenida de Pino Montano para que pusieran semáforos y para que se urbanizaran y asfaltaran periódicamente todas las calles. Tras un frustrado intento de instalarse un supermercado de la droga en la barriada de Los Carteros - a principios del siglo veintiuno-, la tranquilidad ha vuelto al barrio. Aunque la situación sigue siendo precaria. Bien es verdad que se ha puesto en marcha un plan de mejora de mejora del suministro del agua y de eliminación de las barreras arquitectónicas, pero nuestros locales municipales se encuentran vacíos desde in illo tempore que diría el poeta latino Virgilio; hay calles con socavones y baches; árboles sin podar y viviendas municipales que necesitan más de un arreglo…

Gracias a nuestras continuadas reivindicaciones los vecinos que vivimos entre Los Carteros, San Diego y Las Almenas-Parqueflores tenemos casi de todo: guarderías infantiles, un Centro Cívico, un centro de servicios sociales y un Instituto. Ahora queremos que la línea norte de autobuses (Pino Montano-Centro histórico) tenga paradas en nuestras barriadas. ¡Nosotros también somos Sevilla¡. También hay muchos vecinos que se quejan de los ruidos y la contaminación de la Ronda Super Norte. Los que han podido han instalado doble ventana en sus viviendas; el resto espera que este tramo de carretera urbana se soterre (pasan 72.000 vehículos al día) o que se proceda a limitar la velocidad y a la colocación de un pavimento fonoabsorbente y las correspondientes pantallas acústicas.

Con todo, aquí se vive medianamente bien. Ha habido un rebullir de la vida de estos barrios con las velás o las cabalgatas de Reyes Magos y sus escuelas de ajedrez en los colegios. A ello sirven de impulso iniciativas como la de la parroquia de Santa María de la Cabeza, ubicada en San Diego, que asiste a las cuatro barriadas, y coordina la ayuda que Cáritas Parroquial dispensa a las familias más necesitadas.

(¢) Carlos Parejo Delgado

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