jueves, 6 de noviembre de 2014

Por un pelo

Me sacó de mi sopor aquel prodigioso alarido de euforia salido desde el mismo fondo del alma del locutor de radio. Era una euforia, vistos los efectos producidos de inmediato en este frío y comedido narrador, sin duda, altamente contagiosa. Algo trascendental acaba de suceder en el devenir histórico -me dije; y me puse a pensar dónde cojones estaría la botella de cava barato que sobró de las últimas Navidades a fin de descorcharla y celebrarlo como la ocasión lo merecía. Sólo había sido un balón al palo.

1 comentario:

Carlos dijo...

Ja, Ja, puedo asegurar que es verídico el salto que pegastes en la silla