viernes, 5 de noviembre de 2010

Manzanas maduras


Admitamos que dios
es hijo predilecto del espanto,
que no es más que horror vacui que, hipócritas, negamos,
y no caigamos más en el pecado
de fingirnos eternos.

1 comentario:

Paloma Corrales dijo...

No sólo no lo somos, sino que somos fugaces. Admitámoslo.

Un beso.